El entorno natural de San Javier se caracteriza por sus arroyos, senderos entre molles y vistas panorámicas. Las excursiones al Cerro de la Cruz o al Champaquí son imperdibles, y pueden realizarse con guías locales que priorizan la interpretación del paisaje.
Además del turismo de aventura, el pueblo desarrolló una oferta cultural que incluye talleres de cerámica, ferias de productores y muestras de arte local. La impronta de artistas y terapeutas alternativos que eligieron vivir en la zona contribuyó a un perfil turístico único.
En materia de hospedaje, San Javier ofrece posadas boutique, casas de campo y hospedajes familiares, todos con estilo rústico y confortables vistas al valle. El clima templado durante gran parte del año lo convierte en una opción ideal para escapadas de fin de semana o estadías prolongadas.
La gastronomía local, con énfasis en productos orgánicos, vinos de altura y platos caseros, es un atractivo en sí mismo. Restaurantes de cocina saludable, panaderías artesanales y huertas abiertas al público completan la experiencia.
San Javier apostó a un crecimiento turístico pausado y respetuoso del entorno, con participación activa de su comunidad y regulación de nuevas construcciones.
Hoy se posiciona como una joya del turismo slow cordobés, atrayendo a un público exigente que prioriza la autenticidad, el bienestar y la naturaleza.