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La medida gubernamental sueca revertirá una política implementada en 2018 por el socialismo que encabeza el poder ejecutivo nacional de ese momento. Este impuesto generaba ingresos anuales de 1.800 millones de coronas suecas, el equivalente al 169 millones de dólares según el cambio oficial.
Tras una acuerdo entre el gobierno con los Demócratas suecos, se acordó dar de baja esta imposición a partir del inicio del segundo semestre del año próximo. Ulf Kristersson, el primer ministro sueco, justificó la decisión argumentando que "si queremos que haya buenas conexiones aéreas y que Suecia sea un centro internacional, no debemos renunciar a las ventajas que podamos tener".
Por su parte, la ministra de Energía, Ebba Busch, destacó que solo una minoría de países en la Unión Europea mantienen impuestos similares. Sin embargo, esta decisión ha generado críticas por parte de organizaciones ambientalistas, que consideran que contradice los objetivos de lucha contra el cambio climático.
Los detractores argumentan que el transporte aéreo es uno de los principales causantes de emisiones de gases de efecto invernadero y que eliminar este impuesto envía una señal equivocada sobre el compromiso del país con la sostenibilidad.
A pesar de las críticas, el gobierno sueco defiende esta medida como necesaria para impulsar la economía y mejorar la conectividad del país. La eliminación del impuesto se espera que reduzca el costo de los vuelos y estimule el turismo.
Suecia lidera el ranking mundial de los mejores países en materia de turismo sostenible ya que sus acciones; productos y servicios son mayoritariamente no contaminantes ni perjudican los recursos naturales.
Elaborado por la empresa británica de investigación de mercado Euromonitor, este escalafón global que encabeza Suecia tiene a Finlandia y Austria en la segunda y tercera ubicación respectivamente de un Top-20 con fuerte presencia de naciones europeas.
Este ranking de turismo sostenible se armó considerándose 57 indicadores cuyos pilares fundamentales son el respeto al medio ambiente, la estructura social y la economía. También se tomaron en cuenta las características tanto del transporte como del alojamiento.
Con el compromiso de cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, el turismo sueco se perfila para reducir a cero sus emisiones de carbono a fines de 2045 como forma de sumar valor agregado a quienes visitan sus destinos.
